De hecho, Johan Cruyff tuvo que viajar a los Países Bajos para registrar a su hijo con el nombre de Jordi, ya que en España se lo prohibían las autoridades, y solo se lo permitían hacer bajo el nombre de Jorge. Un extremo plenamente inteligente con balón y sin él, certero en la definición y fino filtrando último pase, sin duda uno de los grandes jugones de LaLiga y quizá de aquellos que no son valorados a la altura de su juego, pero que ofrecen un rendimiento diferencial.